La dinámica poblacional en México ha cambiado de manera importante. Mientras que el Censo de 1990 reportaba que el 4.2% de la población estaba integrado por personas mayores de 60 años, para el año 2000 este porcentaje ascendió a 5.0 y en 2010 nuevamente se incrementó hasta alcanzar el 6.3 por ciento.
De acuerdo con el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la participación de los adultos
mayores (AM) con respecto al volumen
total de la población del Distrito Federal se ha incrementado
paulatinamente. En 1950 este sector representaba 5.2% de los pobladores de la
capital del país (3.1 millones), al paso de los años su participación se
incrementó moderadamente, y para el 2010 alcanzó el 11.3% del total de
habitantes (8.9 millones). Las delegaciones
con mayor densidad de población de AM son Benito
Juárez, Azcapotzalco y Miguel Hidalgo.
Salud: la importancia de prevenir
En 2012, La
Jornada publicó que,
según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el envejecimiento de la población
mexicana exige un gasto adicional de 400 mil millones de pesos para el Sistema
Nacional de Salud. Por su parte, el Instituto Nacional de Geriatría
presentó en su cuadernillo de salud pública: Propuesta para un plan de acción en envejecimiento y salud que si
bien la mayor parte de adultos mayores está afiliada a los sistemas de salud
públicos en el país (IMSS e ISSSTE), uno de cada seis no tiene ningún tipo de
aseguramiento, la mitad de ellos acude al sector privado y uno de cada cinco se
atiende en las farmacias.
El documento anteriormente citado muestra que las enfermedades
crónicas más comunes en la vejez son: hipertensión, diabetes mellitus,
enfermedades cerebrovasculares, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca y
cáncer. En tanto, los síndromes geriátricos frecuentes entre las
personas mayores de 60 años son: déficit visual, déficit auditivo, caídas y anorexia.
En entrevista con la Dra. Verónica Montes de Oca, Coordinadora del
Seminario Universitario Institucional sobre
Envejecimiento y Vejez
(SUIEV) e Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la
Universidad Nacional Autónoma de México (IIS-UNAM), afirmó: “No estamos
pensando los sistemas de salud en función de prevenir la enfermedad,
sino la estamos pensando curativamente (…) No estamos pensando que lo más
valioso (es que) 70% de la población mayor es sana”. Lo anterior, explicó la especialista, requiere
un cambio de paradigma en el sistema de salud.
El Instituto Nacional de Geriatría indica que: "La cobertura universal en salud, sola, no es suficiente; es necesaria la cobertura universal de beneficios y, en el caso específico de las personas adultas mayores, la inclusión de estrategias preventivas, terapéuticas y de rehabilitación oportunas".
El Instituto Nacional de Geriatría indica que: "La cobertura universal en salud, sola, no es suficiente; es necesaria la cobertura universal de beneficios y, en el caso específico de las personas adultas mayores, la inclusión de estrategias preventivas, terapéuticas y de rehabilitación oportunas".
Empleo: de cara a la informalidad
Al igual que los jóvenes, los adultos mayores se han vistos fuertemente
afectados por la falta de oportunidades de empleo estable y bien
remunerado que actualmente caracterizan al mercado laboral mexicano. No
obstante, 30.8% de adultos mayores continúa trabajando o en busca de trabajo.
Lo anterior no responde, en gran parte, a una decisión voluntaria, sino
principalmente a una necesidad económica.
El señor Carmelo Flores, de 74 años, trabaja como cuidador y lavador de
vehículos en la delegación Azcapotzalco. Su horario de trabajo es de las 8:00 a
las 20:00 horas de lunes a viernes. Diariamente, dijo, recibe entre 50 y 60
pesos en propinas. Sin bien, comentó, tuvo que “pelear” para acceder al paquete
de beneficios sociales para trabajadores, actualmente sólo recibe 1,600
pesos mensuales como parte de su jubilación, por lo que se ve en la necesidad
de trasladarse todos los días desde Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México,
hasta la colonia San Pablo Xalpa, en el Distrito Federal, para ganar un poco
más de dinero.
Según el periódico El
Economista, en 2011 uno de cada tres adultos mayores con empleo pertenecían
al sector informal. Como parte de las estrategias para impulsar el trabajo
formal entre AM, el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores
(INAPAM) llevó a cabo una feria de empleo en ese mismo año a través de la cual, declaró, colocó
en el mercado laboral a 10 mil 990 personas de 60 años y más.
El INEGI señala que actualmente 47.1% de hombres y 18.8% de mujeres AM se
encuentran trabajando, o están en la búsqueda de ocupación remunerada.
Envejecimiento en México: una puerta al asistencialismo
Con base en el documento “Abstencionismo y cultura política de México”,
elaborado por la Cámara de Diputados, el grupo etario con mayor participación
en las elecciones de 2009 en términos relativos fue el de 65 a 69 años, con
57.8%. A diferencia, el grupo etario con menor participación –igualmente, en
términos relativos– fue el de 25 a 29 años, con 34.4%.
De acuerdo con especialistas, para 2050 habrá 166.5 adultos mayores por
cada 100 niños. De acuerdo con la Dra. Verónica Montes de Oca, “una estructura
por edad más envejecida tiene una mayor cantidad de votantes (…) posiblemente
no sea casual que ahora se ponga tanta atención a los viejos”.
La señora Guadalupe Jiménez, de 65 años, afirma que el partido político
con el que se identifica es el de la Revolución Institucional (PRI), ya que
está de acuerdo en “cómo se llevó la política anteriormente y cómo se lleva
actualmente”. Ella declara no haber sido beneficiaria de ningún programa para
adultos mayores, ya que, dijo: “hasta ahorita he vivido de mi trabajo”. Por su
parte, el Sr. Carmelo Flores afirma que
cambió su preferencia política del PRI al Partido de la Revolución Democrática,
ya que Andrés Manuel “hizo mucho por la gente como yo (adultos mayores) y por
las mujeres”.
La Dra. Montes de Oca expresó que: “debemos tener mucho cuidado en que
todas las políticas que se hagan no sean de asistencialismo social, sino que
sean programas realmente enfocados a la cuestión de derecho”.
Esto, sin lugar a dudas, exigiría un cambio de paradigmas a nivel social.
Como te ves, me vi…
Vejez y envejecimiento no son lo mismo. La Dra. Montes de Oca
explicó que la vejez se refiere a una etapa
de la vida, la que se experimenta después de los 60 años; en cambio, el envejecimiento
es el proceso que se vive hasta
llegar a la vejez.
De acuerdo con el Dr. George Leeson, de la Universidad de
Oxford, el problema de la vejez en los países en desarrollo es que las personas
llegan a los 60 años enfermas y empobrecidas, lo que provoca serios problemas
para el Estado y para sus familias. Con una esperanza de vida que se incrementa
12 minutos a cada hora, las personas vivirán más tiempo, lo que obligará a
cambiar el curso de vida como se vive en la actualidad.
Para la Dra. Montes de Oca: “es
fundamental pensar cómo estamos construyendo el envejecimiento”. Así, declaró,
es preciso que las personas más jóvenes ahorren,
para su vejez, per no sólo en términos económicos, sino también en salud, ya
que ello ayudará a evitar los gastos de una enfermedad a futuro.
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